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Aulas… con personalidad

Cuando entramos a un aula, inmediatamente nos damos cuenta si es un aula que “invita a quedarse” o “a salir huyendo”. Varios aspectos influyen en esta percepción: la iluminación, el estado del mobiliario, la limpieza y organización del espacio, la presencia / ausencia de graffitis en las mesas, la calidad y buen estado de los afiches que cuelgan en las paredes, la humedad en las paredes, el estado de la pintura, entre otros.

Algunos de estos aspectos no los podemos modificar fácilmente (ya que requieren un enorme trámite burocrático y logístico), pero otros cambios son posibles de realizar para cualquier docente que esté interesado en lograr un espacio más “amable” y “cálido” para sus estudiantes.

Los maestros deberíamos esforzarnos siempre en cuidar la parte estética; en crear un ambiente que transmita paz, armonía, deseos de estudiar y que convoque al encuentro.

Para ello podríamos seguir algunos TIPS, tales como:

  • Llegar unos minutos antes y disponer las sillas y las mesas del modo en el que deseamos trabajar (en semicírculo, en forma individual, por parejas, en equipo).
  • Colocar algún aroma que ayude a armonizar el ambiente (por ejemplo, con un hornito y un aceite esencial de naranja / menta).
  • Preparar una jarra con agua y dos vasos, para que los chicos puedan acercarse a beber, si así lo desean.
  • Borrar el pizarrón y escribir alguna frase motivadora  con tizas de colores.
  • Ubicar los nombres de los chicos sobre los bancos, para ayudarlos a organizarse.
  • Preparar una lista de reproducción de música instrumental.
  • Dejar un caramelo sobre su lugar, como un modo de agradecimiento por haber asistido a clase (la idea es enmascarar el hecho de que la escuela es obligatoria y llevarlos a pensar que están yendo por propio interés).

 Te invito a ver un pequeño video en donde se muestra una posible preparación del salón de clases:

Posiblemente, llegados a este punto de la lectura, habrá quienes consideren que todo esto es una tontería y que a la escuela se viene a estudiar y aprender y no hace falta tanto “atrezzo”. Acordamos en que el acto educativo pasa por otro lugar pero también es cierto que estas pequeñas intervenciones, logran que los niños se sientan invitados al espacio escolar. Para hacer una analogía, es como si fuéramos a tomar un café y viéramos un lugar que tiene telarañas colgando de las paredes o una pésima ventilación. Seguramente éste no sería un lugar que elegiríamos, aunque el café en sí fuera de la mejor calidad.

Quizás también habrá quienes planteen que no tienen el tiempo requerido porque trabajan todo el día y no pueden preparar cada uno de los espacios de trabajo que transitan.  Es posible que uno no pueda acomodar o seguir todos los consejos que hemos dado en este post, pero si uno toma conciencia que cualquier detalle es importante y marca la diferencia en la percepción de los chicos (aunque solo sea borrar el pizarrón con lo escrito del día anterior), seguramente hará el esfuerzo requerido.

Y vos, querido lector, ¿te animás a poner en práctica estos tips? ¿Se te ocurren algunos más que quieras compartir?

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