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Diccionarios ¿sí o no?

En este post me gustaría reflexionar acerca del uso de los diccionarios en el contexto escolar. Para ello, quisiera hacer alusión a una de esas típicas consignas que los maestros suelen dar a sus alumnos:

“Lee el texto y buscá en el diccionario todas las palabras que no comprendas”

Consigna clásica si la hay; consigna que requiere ser debatida. Reflexionemos un instante:

¿En qué situaciones de la vida cotidiana uno recurre al diccionario para buscar una palabra?

En general la estrategia que usamos los lectores cuando encontramos una palabra que desconocemos, es la de deducir el significado por contexto.

Por otra parte, en el supuesto caso de que decidiéramos saber lo que quiere decir un término probablemente lo buscaríamos en GOOGLE o en un DICCIONARIO ONLINE. Y entonces, ¿por qué tanto empecinamiento en torturar a los niños con la búsqueda de las palabras? ¿Y por qué tanto interés en el diccionario tradicional, en desmedro de otras fuentes?

En este análisis cabe considerar algo que suele pasar desapercibido y es que el diccionario es una herramienta de uso muy complejo. Algunas de las razones son:

  • Se debe manejar perfectamente el alfabeto para encontrar la palabra que uno busca.
  • En caso de buscar un verbo se debe conocer el nombre del mismo (por ejemplo, es muy común que los niños busquen la palabra dibujó, en lugar de dibujar).
  • Se debe conocer el significado de las abreviaturas y símbolos. Cabe destacar que no alcanza sólo con saber cuál es la palabra a la que se está haciendo referencia, sino principalmente comprender el significado de la misma. Por ejemplo: tr, remite a un verbo transitivo, concepto que difícilmente pueda ser comprendido por un niño.

Finalmente, la dificultad más compleja radica en COMPRENDER LA DEFINICIÓN. Un niño de ocho o nueve años, que todavía está desarrollando su competencia lingüística, todavía maneja un vocabulario reducido, por lo cual leer una definición le aporta más confusión que claridad.

Me gustaría remitirme a un ejemplo para ilustrar este pensamiento:

Tomás, de nueve años, está leyendo un texto y se encuentra con la palabra “proveyó”. Quiere buscarla en el diccionario y no la encuentra. Tiempo después se da cuenta que se trata de un verbo. Pregunta a un adulto (porque de otra manera no sabe cómo resolver este dilema) quien le dice que tiene que buscar la palabra PROVEER. Encuentra en el diccionario las siguientes acepciones[1]:

(Del lat.providēre).

  1. Preparar, reunir lo necesario para un fin.U. t. c. prnl.
  2. Suministrar o facilitar lo necesario o conveniente para un fin.Proveer de víveres una plaza. Proveer a alguien de ropa, de libros.U. t. c. prnl.
  3. Tramitar, resolver, dar salida a un negocio.
  4. Dar o conferir una dignidad, un empleo, un cargo, etc.
  5. Der.Dicho de un juez o de un tribunal: Dictar una resolución que a veces es sentencia definitiva.
  6. Desembarazar, exonerar el vientre.

Tomás tiene que volver a leer el texto para saber qué acepción elegir. Sin embargo, se da cuenta que no conoce algunas de las palabras de las definiciones, como por ejemplo: “suministrar”, “tramitar”, “conferir”, “desembarazar”, “exonerar”. Y si tiene que buscar también estas palabras pierde totalmente la idea original.

Tomás tiene varias opciones:

  • Si tiene un adulto cerca, le pide que le diga cuál es la definición más adecuada.
  • Si no puede recurrir a nadie, elige una opción al azar o copia todo lo que aparece en el diccionario.

Cabe plantearse entonces ¿qué hacer desde el lugar docente?

En primer lugar, dedicar VARIOS AÑOS de la escolaridad primaria a enseñar cómo se utiliza el diccionario (tanto el de papel como los diccionarios ONLINE), qué significan las abreviaturas, cómo se deben interpretar las definiciones y qué hacer en caso de que las mismas no aclaren la duda inicial. Esto quiere decir que recién en los últimos grados de la escolaridad primaria (si fue trabajado desde el primer ciclo) los niños estarían comenzando a tener las habilidades requeridas para utilizarlo como herramienta de consulta.

En segundo lugar, evitar dar consignas del estilo “Buscar en el diccionario”; como se mencionó anteriormente, es mucho más útil enseñar a los alumnos a deducir el significado de las palabras por contexto. Por tanto, el diccionario quedaría reducido al uso sólo en determinadas circunstancias.

En conclusión mi postura es que los diccionarios, en el contexto escolar, serán útiles en la medida en que quienes los van a utilizar sepan que los mismos los ayudarán a ampliar su comprensión del mundo. De otra manera, será una pérdida de tiempo y una fuente de frustración.

[1] Extraído de http://lema.rae.es/drae/?val=proveyó

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