¡Lo amamos! Lo usamos durante toda nuestra escolaridad. Cuando éramos alumnos y pasábamos al frente a dar la lección, usábamos el afiche como un mega machete. Y de maestros, como nos invadía la nostalgia, lo seguimos pidiendo… incluso sabiendo que nunca íbamos a dedicar el tiempo suficiente a enseñar cómo diagramar correctamente la información para que los pobres chicos no terminaran escribiendo una enciclopedia completa con una letra microscópica (o que pegaran todas las hojas de la carpeta a modo de portafolios visual 🙄 )
Año tras año, los rollitos de papel afiche se iban acumulando sobre el armario, listos para prestar su inigualable servicio. Y una vez usados, por algún tiempo (mientras la cinta scotch resistiera) se exhibían todos orgullosos sobre las paredes del salón. Hasta que llegaba diciembre…. allí el calor o simplemente el cansancio, lograba que estos soportes del saber finalmente se rindieran y cayeran al suelo.
He aquí algunas muestras de los pobres combatientes, que cumplieron abnegadamente su deber:
Cuando llega fin de año y veo los papeles afiche y las cartulinas despegadas o tiradas en el piso (o en el tacho de basura), me invade una amarga sensación: ¿Para qué pedí que hicieran un afiche, si de antemano ya sabía cuál iba a ser su trágico final? ¿Vale la pena que las familias gasten dinero en este recurso? ¿Es lícito seguir abusando del planeta, desperdiciando así los materiales?
Aunque enseñáramos a diagramar correctamente los afiches y hacerlos atractivos, evidentemente hay algo que hace ruido y es que estos soportes de información, tan populares en los 90 y 00, ya fueron completamente superados por la tecnología. Hoy tenemos cientos de sitios web en donde podemos crear presentaciones infinitamente más atractivas que las que puede darnos un papel afiche. Usando la tecnología, estaríamos cuidando nuestro bolsillo y el de las familias ya que estas páginas ofrecen una versión gratuita de sus servicios. Por otro lado, cuidamos el planeta ya que no se requiere la utilización de un soporte físico. Y en relación al acceso, ya es común que los chicos tengan algún dispositivo que puedan utilizar (celular, tablet, PC).
Y entonces, ¿qué estamos esperando para dar el salto?