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Inspiración

Sobre docencias y recuerdos…

Hace ya 17 años que me recibí de docente de Nivel Primario en el Instituto de Formación Docente de la ciudad de San Carlos de Bariloche.

Allá lejos, tanto en el tiempo como en el espacio, quedaron las palabras, los recuerdos, las sensaciones de lo vivido y lo aprendido durante mi paso por el profesorado.

Años de transitar por la escuela y escuchar siempre las mismas palabras en boca de distintos maestros:

Ahora que estás en la escuela, vas a ver cuál es la realidad, muy diferente a la que te enseñaron.

Eso creativo que hacés ahora es porque recién te recibís, vas a ver que con los años te vas a cansar.

Mucho tiempo escuché esos discursos, demasiado tiempo quizás.. y es que en la convivencia diaria con los compañeros de trabajo uno tiende a irse homogeneizando en el pensamiento y en los modos de ser docente.

Sin embargo nunca dejó de latir en mí una insatisfacción, una sensación de que las clases podían ser diferentes, más humanas, más significativas, “más divertidas”.

Y en el devenir de estos pensamientos es que retomé estudios relacionados con la docencia. Empecé dos postítulos y una carrera sobre la Recreación.

¡Y esa decisión me devolvió a la vida!

Me rescató de los mares de la desesperanza, me salvó de esa depresión angustiante que todo el tiempo me susurraba al oído: -ánimo que ya es viernes- -ánimo que falta poco para las vacaciones-.

Esa voz se extinguió para siempre.

Y surgió otra, una más esperanzadora, una que me decía que era posible un cambio real, profundo, importante… era la conciencia que me insistía con la idea de que los chicos son nuestro futuro, son nuestra esperanza y merecen lo mejor que la humanidad puede darles.

Y se me iluminó la vida.

Y muchas y rebosantes ideas hicieron fila para poder salir…

Ideas que hablan de proyectos, de nuevas ideas, de creatividad en todas sus formas.

Y una idea se me instaló y no la pude sacar de ahí:                                                                                                    

… que el saber es maravilloso, que es inaceptable que la escuela sea un lugar de aburrimiento, de repetición mecánica y de disciplinamiento…
… que no nos podemos dar el lujo, como educadores, de ser mediocres en nuestra tarea…

Pensé y pensé que esta utopía sólo podía ser realizable cuando la sociedad reconociera nuestro valor como educadores, cuando los padres nos apoyaran incondicionalmente, cuando los chicos fuera como nosotros quisiéramos que fueran, cuando las escuelas no se cayeran a pedazos.

Y entonces comprendí que eso no iba a suceder nunca.

Ahí me di cuenta que el tiempo de los cambios, ES AHORA.

¡Seamos excepcionales! ¡Dejemos huella!

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